miércoles, 27 de agosto de 2008

Cuentos de Película - Parada 114

Yo nací en Parada 114, en una tarde de primavera en la que mi madre salió para comprar papas del otro lado de la ruta. Nací en medio del polvo del camino secundario por el que pasaban uno o dos vehículos por día, bajo el techo del refugio que marca el kilómetro 114.
Ese año vivían en el pueblo cuarenta y siete personas y trece más en las chacras de los alrededores. Lo sé muy bien porque siempre me dijeron que yo había sido el habitante número sesenta y uno. El que nació en el camino, el que parecía estar siempre esperando ver qué o quién llegaba. De pequeño me pasaba horas sentado en el banco del refugio, mirando la ruta por donde creía que él llegaría algún día. Cuando caía el sol, mi madre venía a buscarme y me miraba con ojos tristes.
-Vamos a casa, el aire ya está frío – y yo la seguía para el rancho, sabiendo que al otro día después del colegio y de las tareas en el gallinero, volvería a instalarme en el banco, esperando.
Creo que dejé de hacerlo cuando cumplí quince años. Para esa época ya tenía el mote de opa en el pueblo y empezaba a darme cuenta de que se relacionaba con el tiempo que yo pasaba sentado, sin hacer otra cosa que mirar la lejanía, en el banco de la parada 114. Mi madre lo notó, pero como nunca fue muy conversadora sólo me dijo
- Estás creciendo... ya sos casi un hombre – creo que estaba calculando el tiempo que tardaría en preguntarle directamente por él. Pasó un año más hasta que lo hice y otro año hasta que conseguí un nombre y una ciudad. Por fin, cuando cumplí dieciocho armé un bolso, le di un beso a mi madre y salí del pueblo. Al pasar por la parada 114 el viento de primavera arremolinaba el polvo seco.
Estoy de vuelta, parado delante de la puerta de mi casa, a un minuto de reencontrar a mi madre, sentada en la mecedora, tejiendo. Sé que me mirará con sus ojos tristes, cómo si no hubieran pasado tres años y me alcanzará un mate dulce. Lo que yo pueda haber encontrado, o no, en la ciudad, ya no nos importará. Parada 114 es nuestro lugar.
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Autor:
Irene Fassi, asiste al Taller de Escritura Creativa de Graciela Castellanos, del Centro de Participación Cultural de la Costa. Su mail es irene.fassi@hotmail.com
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